El
consumo continuado de cannabis puede llevar hacia un consumo
perjudicial o abuso y a la aparición de un trastorno por dependencia. La
capacidad del cannabis para producir euforia o placer es el factor más
determinante de su consumo. Este efecto reforzador se debe a la
estimulación del sistema de recompensa límbico mediado por la dopamina y
los opioides endógenos, resultando en un incremento de la liberación de
dopamina en el núcleo accumbens, al igual que producen otras drogas
reforzadoras como la heroína, anfetaminas, cocaína y la nicotina. Se ha
descrito el desarrollo de tolerancia farmacológica y síndrome de
abstinencia en humanos con el consumo continuado de cannabis. La
tolerancia parece ser debida a la disminución de la sensibilidad o del
número de los receptores CB1 [De Fonseca et al., 1994] y su desarrollo
facilita la escalada de la dosis o el incremento en la frecuencia del
consumo que se observa en los estudios longitudinales de consumidores
[Swift et al., 2000]. Las manifestaciones iniciales del trastorno por
abuso de cannabis consisten en abandono del grupo de amigos no
consumidores, desinterés por actividades que no tengan relación directa
con el consumo y preocupación por disponer de cannabis. Cuando estas
situaciones se acompañan además del uso compulsivo de la sustancia se
denomina ya trastorno por dependencia. El problema se detecta
inicialmente por familiares, profesores o amigos, y el individuo no
acostumbra a relacionar las alteraciones cognitivas con el consumo.
En otras ocasiones, son las personas los que acuden solicitando
tratamiento después de algún fracaso a nivel escolar, laboral o por
molestias físicas. El trastorno puede ir acompañado de un síndrome de
abstinencia caracterizado por irritabilidad, agresividad, inquietud,
nerviosismo, ansiedad, disminución o pérdida del apetito y dificultades
para dormir, incluyendo la presencia de sueños extraños, que mejoran con
el consumo de cannabis [Budney et al., 2004]. Este síndrome puede
aparecer a los 3-7 días de cesar el consumo y suele resolverse pasados
unos 28 días [Ashton, 2001].
Se
estima que entre 7 y 10% de los que han probado el cannabis tienen
riesgo de desarrollar un trastorno de dependencia [Hall y Solowij,1998].
La aparición de ésta depende fundamentalmente del patrón de consumo,
observándose que a mayor frecuencia de consumo, mayor riesgo de
desarrollarla (desde 1 de cada 10 en consumidores ocasionales, hasta 1
de cada 3 en consumidores frecuentes), y de la concentración de THC en
los derivados del cannabis consumidos (a mayor concentración de THC
mayor riego de desarrollar dependencia) [Chait y Burke, 1994]. Otros
factores predictores de la aparición de dependencia de cannabis son ser
hombre, con conductas antisociales y ser fumador de tabaco [Coffey et
al., 2003].
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