18.3.09

Los trastornos leves socavan los recursos para los enfermos mentales

A medida que el sitema ha ido tomando conciencia del olvido al que la sociedad ha sometido a los enfermos mentales y mejorando presupuestariamente la dotación de recursos para su cuidado, los trastornos más leves han ido creciendo hasta devorar cualquier mejora, consumiendo horas y horas de consultas psiquiátricas y relegando el tratamiento de las enfermedades mentales más graves a un segundo plano
Problemas que hace unos años eran interiorizados por el ciudadano, como un desengaño amoroso o la pérdida de un ser querido, se han convertido en motivo de consulta especializada. Según los expertos, psiquiatras en su mayoría, el umbral de tolerancia a la frustración ha descendido extraordinariamente. De este modo, el desarrollo de los diversos Planes de Salud Mental,que ha supuesto un notable salto cualitativo en la atención a los enfermos mentales, se ve lastrado por la avalancha de pequeñas depresiones, angustias y duelos que se han ido incorporando a la agenda de los médicos, provocando el efecto que algún facultativo etiqueta como «paciente gorrón, psiquiatra quemado». A lo que hay que añadir que el paciente con un trastorno leve tiene una capacidad de presión ante el sistema mucho mayor que el enfermo mental. Su capacidad de exigencia es mucho mayor al tener claro los derechos que le asisten como usuario del sitema de salud.
Esta situación se podría mitigar si se llevasen a cabo políticas preventivas que promocionen estilos de vida saludables y un incremento de recursos. Con todo ello, la puesta en marcha de Planes de Salud Mental ha supuesto un salto de calidad en la atención a los enfermos mentales crónicos. Pero, como todo en esta vida, se puede mejorar.
El enfermo mental requiere mucho más que atención sanitaria, es muy importante la rehabilitación psicosocial. Esa parte que no es sanitaria ni social, y que muchas veces permanece en el limbo de las competencias porque las administraciones no quieren asumir como propias, por lo que su dotación económica siempre queda a espensas del técnico de turno que barema si es o adecuado hacerlo.

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